miércoles, 2 de septiembre de 2009

De sentimientos encontrado y objetos perdidos

Existen frases que por su naturaleza seria es quizá irremediable llevarla a otro contexto Muchas de las frases o proverbios a mi parecer son un derroche de presunción algunos dignos hasta de salir en una película de Disney como la ya popular “El viento sopla fuerte, pero la montaña no lo reverencia”, ¡adivinaron! de Mulan.

La vacuna histórica de la presunción ha sido y espero siga siendo la burla.

Quizá no estén de acuerdo conmigo, y tratando de aclarar mi punto quisiera citar algo del emperador Frances en 1804. “La envidia es una declaración de inferioridad”. Y vaya que este hombre sabía de eso. Así es frase dicha por Napoleón.

Ejemplos hay muchos pero esta introducción iba encaminada a una frase que en lo particular hace que se me ericen los vellos y me duela el nervio de cada muela en mi dentadura superior cada vez que alguien la dice generando o esperando generar una pausa de reacción, “Tengo sentimientos encontrados”. Y bueno eso irremediablemente me hacía pensar, en… Bueno si ya los tiene encontrados pues, ¿ya la llevamos de gane no? O, Si yo no los tengo tal vez deba ser más cuidadoso con donde dejo mis cosas.

Y por que digo que estas sensaciones eran las que me causaba.

El día Lunes esperaba en el aeropuerto mientras leía mi ejemplar de, Matar un ruiseñor, (En realidad no es ese libro, pero me da un poco de penar aceptar mi lectura verdadera) despegue la vista de mi libro y vi a un grupo de amigos donde me quedo claro que la biodiversidad esta mas allá de los ecosistemas jaja. 3 mujeres 2 de ellas muy alegres y realmente optimistas incluso las podríamos clasificar como porristas fresas, vaya eran la felicidad andando. La otra con ropa que en los años 60’s hubieran sido uniforme para canciones de protesta.

Y finalmente los dos hombres uno cuyo estilo era realmente imperceptible jeans y camisa nada que comentar sobre ello y el otro un feliz, o triste o desesperado o manipulador o buen… bueno un EMO en el sentido estricto de la palabra y contagiaba su causa, vaya incluso perdí las ganas de vivir en el momento que lo vi.

Mi sorpresa fue al momento de que nuestro compañero EMO y una de las porristas fresas comenzaron a dar un espectáculo donde el cabello de nuestro amigo no nos permitía identificar quien era el sexo débil de la relación y quien la mujer.

Y en ese momento hasta ese momento me quedo clara por fin la expresión, Sentimientos encontrados, ¡Vaya! Menos mal y en eso pensaba yo ese lunes de avión, en eso y en quien se había comido mis campechanas Oaxaqueñas.

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