martes, 22 de septiembre de 2009

De verde a blanco pasando por el rojo.

Para mí los 15 de septiembre solían ser un poco más festivos que patrióticos ya que por lo general esta noche celebrábamos en gran fiesta el cumpleaños de mi amigo, que bien le viene cumplir años en día festivo pensaba yo cuando era pequeño, es decir si bien en la celebración siempre había banderas Mexicanas, silbatos, gorros y últimamente cuetes, gritar ¡Viva México! siempre había sido un motivo alegre pero secundario.
Desde que tengo memoria, raras, muy raras y contadas han sido las ocasiones que por diferentes razones el año pintaba diferente y no asistía a esa celebración, recuerdo que en aquellas ocasiones la vida nos llevaba con toque familiar a algún lugar para cenar y celebrar, nuevamente en plan secundario el día de la independencia (apreciábamos más el día en familia).
Este año fue diferente ni fiesta ni cena, ni pozole, ni crepas, ni cuetes, ni mañanitas pero si mucha cerveza, este año la vida me llevo de la mano a la embajada de México para celebrar el grito, como buenos mexicanos no habíamos ido oportunamente por los boletos y pensábamos que probablemente no nos dejarían pasar pero la embajada abrió las puertas también para nosotros.
Nunca había escuchado a los Mariachis con tantas ganas, deseo, ni sentido de pertenencia cerrando los ojos mientras cantaba a coro con los invitados, Cielo Rojo, Caminos de Michoacán, El rey y todo el repertorio de Mariachi… gritando viva México con tal sentimiento que contagiaba quizá porque por vez primera la celebración no era un motivo secundario.
El hijo del embajador tomó el micrófono y se puso a cantar un corrido que nunca había escuchado, con esa interpretación de fondo mientras yo tomaba una o varias cervezas y platicaba con gente cuyo único elemento común conmigo era el lugar de origen allí rodeado de tantos vivos en verde, blanco y rojo me volvió a caer así de golpe y sin avisar aquello que ya había logrado entender 6 meses antes, me sentí tan contento de estar donde estoy en el momento que lo estoy viviendo, los sueños se cumplen cuando uno no tiene miedo de afrontarlos ni miedo de fracasar mientras lucha por ellos, en eso pensaba yo cuando me gano la risa al escuchar a alguien en el fondo gritarle al hijo del embajador, ¡Canta como hombre!.
En la embajada entre tanta gente estaba Juan Ramón de la Fuente siempre a la izquierda del Embajador y curiosamente Juan José Origel quien solo sonrió cuando la gente (como yo) empezamos a gritar ¡Fabiruchis! ¡Fabiruchis!...
Esa noche recordé las muchas ganas que tengo de regresar y lo contento que estoy de estar aquí justa hoy…
La semana siguió y el sábado pasado otro evento se llevo a cabo en la capital, La noche en Blanco es la noche en que todos los museos, bares y locales de interés abren con el fin de fomentar el arte en la sociedad. Empezamos en la plaza de España con “La final nacional de Hip-Hop improvisado” Madre mía… que malos son… Rimas tan baratas como “Estamos en la plaza de España, donde la gente me ama, yo te armo un lio tío y tú con la cara abierta ves como te la he partió” así que sabiamente abandonamos ese lugar y seguimos con el tour, el museo del prado, la puerta de Alcalá, Cibeles, Neptuno y la plaza Mayor la noche empezó a componerse… Así deben ser las ciudades pensé, gente en las calles, un paseo tranquilo y una sangría para acompañar.
La semana pasada la verdad es que la disfrute mucho, mi cuarto aun me deprime pero hay una forma muy fácil de solucionarlo… Estar en él el menor tiempo posible.


Saludos y hasta el siguiente Martes!!!

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