lunes, 14 de septiembre de 2009

El mago de ozzzzzzz....

Aun recuerdo el 14 de Marzo de este año, fue el primer día de esta aventura que me gusta llamar Madrid, recuerdo la soledad que inundo cada parte de mi ser cuando sin nada más que una profunda confusión me senté en la cama de mi nuevas paredes cerré los ojos y por un momento espere despertar en mi cuarto acostado en mi cama azul de dos pisos. Abrí los ojos y las paredes estaban tan cerca, tan blancas, tan llanas que me obligaron a salir. Con el tiempo empezaron a llegar a mi vida nuevas personas, nuevos lugares, nuevas fiestas y nuevas formas la soledad era grande pero la pasión por cumplir un sueño podía con ella. Justo ahora recuerdo cuando el 31 de Julio, un día antes de tomar mi vuelo a México tenía una melancolía por dejar en pausa este sueño, tenía tantas ganas de volver a lo mío, a mi casa, a mi familia, a mi mitad vaya a mi vida… pero no podía evitar pensar que algo de mí no regresaría conmigo creo que en el fondo presentía lo que ahora vivo.
El primero de septiembre volví a Madrid, quite pausa y polvo de los muebles, conecte la tele y el ventilador. Pero las paredes son ahora más blancas pequeñas y llanas, cada vez me perturban un poco más. En ocasiones quisiera encontrar unos zapatos rojos y mientras repito “no hay lugar como el hogar” escuchar los ladridos de Canito-to y ver un tornado llegar.
Es por eso que la semana pasada decidí escapar de estas paredes y así sin más cerré la puerta por fuera y no quise volver a entrar.
El tren tres horas y media después me llevo a Valencia, si he de ser sincero es una ciudad que me ofreció mucho más de lo que esperaba de ella. Es pequeña pero increíble en el centro están los mejores edificios modernos que he visto en España, El palau de la música, El palau de les arts y el museo de las ciencias. Rodeado de aquellos edificios tan impresionantes, en el fondo casi en la esquina prácticamente invisible estaba la tienda que por 10 euros me dio mis cuatro mejores horas de lo que va del mes. No recuerdo la última vez que me subí a una bicicleta pero estoy seguro que siempre recordare la increíble sensación de felicidad y calma que me dio recorrer esa ciudad en dos ruedas, el viento en mi cara, la sonrisa perfecta y la canción indicada. Pedalee por 3 horas haciendo escala donde me pareciera oportuno para una foto de recuerdo, una cerveza en una terraza y un paseo por la playa. La cuarta hora decidí volver ya que el camino era largo y la multa por no regresar el vehículo a tiempo era alta (la cual hubiera pagado con gusto con tal de seguir conociendo la ciudad). El camino de regreso me resulto pesadísimo en realidad increíblemente pesado las piernas me dolían las rectas eran eternas sin mencionar las subidas inalcanzables, los últimos kilómetros fueron cruzando un parque de Valencia, donde todos sin excepción parecían adelantarme, cuando una señora de edad avanzada en una bicicleta me rebaso fue el acabose, con mas orgullo que razón y guiado por lo que en ese momento me quedaba de orgullo pedalee con todas mis fuerzas hasta adelantar a la señora, fue tanta mi obsesión por rebasarla que no escuche lo que ella me dijo cuando me vio adelantarla, “que esta hinchada” supuse que no fue algo bonito y decidí continuar (grave error).
Al momento de llegar a la tienda para regresar la bicicleta me encontraba exhausto pero había logrado regresar a tiempo, justo cuando el encargado tomo el vehículo dice, que la rueda esta pinchada, pero hombre es pesadísimo tratar de pedalear ¿cuánto tiempo llevas así?
El camino me llevo a Barcelona, me habían contado tanto en tantos lugares de esta ciudad que no sabía que esperar. El hotel lejos del centro, caminé más de dos horas (aun destrozado por la bicicleta del día anterior) y no parecía llegar a ningún lado, de mal humor, cansado y sediento todo eso quedo olvidado cuando llegue a la Iglesia de la Sagrada Familia, literalmente me quede sin palabras al verla.
Mi camino siguió rumbo a “las ramblas” cerca del puerto y de la playa todo parecía más lindo, la luz si parecía ser diferente y guiado por esa embriaguez de sensaciones me deje llevar por el momento y compre impulsivamente un tarro de sangría de un litro, me supo tan rica por el lugar el momento y la novedad, tan bien… hasta que trajeron la cuenta (experiencias que solo se viven una vez).
Mi visita turística siguió por el parque Güell quizá lo más sugestivo de Barcelona un parque tan lleno de curiosidades como Barcelona misma.
El día siguiente me lo había dado libre, basta de bicicletas y de recorrer como robot los lugares turísticos, hice una de las cosas que más disfrutó ir a la playa, comer cuando el cuerpo lo pide y no cuando el reloj lo sugiere, sentarme frente al mar con 1.5 litros de sangría (comprados en el súper) dormir porque quiero soñar y no por que el día ya acabo y solo así debería ser la vida.
No podía faltar mi visita al Nou Camp… y como ese día el Barca perdió un fanático, pero de eso ya hablare en un martes siguiente…
Por el momento un donut de chocolate y a dormir…
Saludos! y hasta el siguiente martes!

1 comentario:

  1. Hay woow que padre... Yo digo que deberías disfrutar al máximo la experiencia de tu estancia, pero sobre todo disfrutar cada momento que nunca volverá.

    Eventualmente regresarás a México ( porque tienes que regresar) ... Y no hay nada peor que arrepentirse de algo que no hiciste.

    Ásí que deja de encerrarte en tu cuarto y conoce, pero sobre todo toma muchas fotos y me las mandas, y me traes algo, ¡va??? ... Sí, sí, sí, así somos las mujeres.

    Te mando un beso!!!!

    Chupsi =)

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