martes, 15 de diciembre de 2009

Las oportunidades definen nuestras vidas, aun aquellas que dejamos pasar...

Las oportunidades definen nuestras vidas, aun aquellas que dejamos pasar.

Todos los miércoles llegan cuelgan su ropa en el vestidor cambian los zapatos por unos tenis, el portafolios por un balón y se ponen a jugar. Esta es una rutina de un grupo de señores que juegan en el deportivo municipal de Pueblo Nuevo, deportivo al que suelo asistir, juegan futbol sala porque es cancha cubierta no hace frio y no pega el sol.

El horario en el que juegan coincide normalmente con la hora en la que salgo del gimnasio así que eventualmente comencé a jugar con ellos hasta hacerlo parte de una rutina, todos los miércoles de dos a tres.

Uno de esos miércoles normales de no hace más de cuatro semanas me encontraba en el gimnasio. A lo lejos se veían varios camiones con cámaras de televisión un servicio de catering y la cancha de fútbol (exterior) se encontraba cerrada.
En la cancha estaba una silla dorada con un fondo de terciopelo rojo, queriendo dar la imagen de un trono en una corte real y sobre el trono estaba un señor moreno, sonriente con cabello corto y vestido con un pants negro con líneas vivas en dorado no tenía idea de quién podía ser. Lo primero que pensé que es estaba filmando un comercial. Me quede curioseando desde afuera de la cancha a ver si podía ver a alguien conocido pero no pude identificar a nadie así que decidí dejar de chismosear y me fui al gimnasio para comenzar la sesión.

Cuando salí del gimnasio y me dirigía a la cancha de futbol sala para seguir mi rutina de los miércoles pase nuevamente por el campo de futbol. Muy cerca de la puerta estaba el señor de pants negro con vivos en dorado dominando el balón, me pareció interesante y me quede un momento viéndolo jugar, una voz se escucho desde el centro de la cancha que gritaba ¡Vente, vamos a jugar!, eso lo distrajo y el balón salió hacía mi. Detuve el balón e intente hacer un truco para levantarlo y finalmente se lo regrese, el me sonrió y me dijo: Vamos a jugar un partido rápido, ¿Quieres jugar? Pensé en ir a jugar con ellos pero recordé que me estaban esperando en la cancha de futbol sala así que le di las gracias y dije que no podía, el me preguntó ¿Estás seguro?, si… gracias pero ahora no puedo.
Ese miércoles todo fue normal jugué futbol sala y perdimos el partido, llegue a la casa prepare la comida y me fui a la escuela.

Pasaron las semanas hasta el día de hoy en que prendí la televisión y vi una silla dorada con un fondo de terciopelo rojo. Sabía que era el deportivo al que voy y que era el comercial que había visto como se filmaba y me quede a ver de qué se trataba, ahí estaba el señor del pants negro con rayas doradas dominando el balón mientras decía: “Contrata GOL TV y te regalamos la instalación, tu amigo ROMARIO te lo recomienda”

Las oportunidades definen nuestras vidas, aun aquellas que dejamos pasar. Romario me había invitado a jugar un partido y lo rechace para poder ir con otros amigos a jugar futbol sala. No estoy diciendo que eso pudo haber cambiado mi vida, ya que no hubiera salido en el comercial ni hubiera sido el nuevo mejor amigo de Romario, pero quizá el titulo de este martes hubiera sido “El día que le pare un penal a Romario”

Saludos y hasta el siguiente martes.

1 comentario:

  1. Escribo esto desde el punto de mayor nihilismo en mi vida. He dejado de creer en aquel orden perfecto que muchos perciben sagrado, así como el orden social que se supone delimita mis acciones y las de los que me rodean. Y desde ahí simplemente te digo que la vida es un sin fin de casualidades y arbitrariedades, que dependen de un pestañeo o la caída de una gota. Así como hablas de tu historia con Romario, este año me dejó dos historia similares, pero donde las protagonistas eran mujeres. No contaré lo que sucedió, pero si me limito a cargar con esa pequeña duda que pesa por aquello que no hice. El verbo "hubiera" adquiere una dimensión casi cuántica, donde es difícil hallar el nuevo equilibrio del universo si no me retirase. Pero, eso no sucedió, y entendí que la vida simplemente es, por lo que no importa lo que no pasa, sino lo que sí ocurre. En otras palabras, no importa si no jugaste ese día, porque ya conociste a Romario. Lo demás, bueno o malo, queda para un álbum de recuerdos. La vida es exactamente así. Una colección de fotos, donde escribimos al reverso lo que queremos asociar a cada imagen. De nosotros depende el éxito (WIN) o el fracaso (FAIL) en la historia.

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