martes, 28 de diciembre de 2010

La suerte de Polo

Creamos o no en la suerte como tal, es indiscutible que hay factores en el universo que juegan un papel determinante en nuestra vida ya sea para bien o para mal. Por supuesto que la suerte es una y como todo en este mundo depende del cristal del que se mire, es decir no hay noticia buena para alguien que no sea mala para alguien más.
Pero en esta ocasión no hablare de la suerte y de cómo puede bendecir y arruinar nuestra vida según su capricho, más bien quisiera contarles una pequeña historia de dos navidades diferentes.

Hace ya algunos años cuando yo trabajaba en Gamesa se hizo la tradicional comida de fin de año, sin duda una de las mejores fiestas de fin de año que he ido, el salón era muy bonito, había foto con edecanes, bebida ilimitada, canapés muy apetecibles, la oportunidad de hablar con los compañeros como amigos y por supuesto lo mejor de la noche, la rifa. En ese momento estaba muy en gracia con los altos mandos gerenciales quienes me adelantaron que 1 de cada 3 boletos tenia premio. Por supuesto yo sé que en las rifas mi suerte es peor que un disco de la academia, pero pues total, que podía perder. Había muchísimos premios, maletas, despensas, minicomponentes, etc… pero lo principal eran 3 televisores de plasma de 50”. La primera televisión se la llevo mi jefe, que en ese momento llevaba en el puesto 3 días, la segunda televisión la saco mi contralor, y la tercera televisión la saco mi compañera de departamento, es decir de 4 personas que trabajábamos todo el tiempo juntos 3 se llevaron la televisión y yo simplemente me quede sin nada.

Por supuesto uno aprende a superar esas puntadas graciosas de la suerte, este año fue un poco diferente no hubo rifa pero hubo algo parecido, donde trabajo hay cierta mercancía que no se puede vender por que esta fuera de temporada, el camión sufrió un accidente, no trae etiquetas etc… siempre hay razones por la que la mercancía no puede salir a tiempo, y a finales de año hacen una venta donde nos dan casi todo al 20% de su valor, más que para recuperar lo que sea es más con el espíritu de traer a gente de bodegas productos caros a precios muy accesibles. Por supuesto somos mucha gente esperando comprar y la forma más justa de hacerlo es sorteando los turnos es decir hacen 25 grupos de 25 personas y pasan en horarios diferentes, por supuesto los de los primeros grupos acaparan todo y no dejan nada a los últimos. Como es mi costumbre cuando saque mi papelito me tocó el turno 19, ósea si no era el último iba a ser el que encontraría puras tallas xxs o xxg, pero pues ya ni que decir.

Ese día en mi rol de trabajo está trabajando con el buen Polo, un señor bastante agradable, ¿Vas a comprar algo Polo? Le pregunté. No yo creo que no, la verdad ando bien endeudado exclamo Polo. ¿Pero si sacaste turno?, ahhh si tengo el turno 3, pero no quiero ir, ya le debo mucho a la tarjeta. Ósea mi estimado Polo iba a ser de los primeros en entrar y no quería comprar nada. La parte maliciosa en mi empezó a trabajar tratando de hacer que Polo fuera a la tienda y me comprara unas cosas para que aunque yo fuera de los últimos aun así pudiera comprar.

Vente Polo, vamos a ver que hay, No Carlos, vaya usted, repetía, del mismo modo que un niño dice que no quiere dulce esperando a que le vuelvan a ofrecer. Vente Polo no compres nada solo vamos a ver, a lo mejor encontramos algo. A demás si tú no compras nada me compras algo a mí y yo te lo pago, ¿Cómo ves? Ahhh así pues si dijo Polo.
Polo estaba cumpliendo su parte del trato fuimos a la tienda y empecé a ver las cosas que quería comprar, por supuesto solo podíamos comprar 5 prendas, ya que Polo no compraría nada yo agarre 5 cosas. Polo se acercó y me dijo mira Carlos, esta me gusta, me la voy a comprar. Muy bien Polo, deje una prenda, después de todo podía vivir sin una compra. Polo se acercó nuevamente y me dijo, “Mira, para mi esposa” una prenda menos, y así sucesivamente hasta que polo se compró 5 prendas para él y dejo a un lado nuestro acuerdo.

Al siguiente día entre, compre lo que pude, unos crocs dos números más grandes que mi número, una playera tommy una talla más grande y traje de baño jajajaja pues pal caso ¿ya qué?

Lo triste fue ver a Polo al día siguiente, “Ya ves Carlos, por eso no quería ir, ya me gaste el dinero de la cena de navidad, ahora que le voy a decir a mi esposa”
Y todo, por culpa de la suerte a que caray.

P.D: En esta vida dependemos tanto de la suerte que a menudo debemos preguntarnos y que si todo hubiera sido diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario