viernes, 21 de octubre de 2011

Cuando el mal ataca

Todos alguno ves hemos soñado con ese momento mágico de las películas cuando va pasando una mujer despampanante en la calle sin querer deja caer un papel, un pañuelo algo y es el momento en el que el hombre aprovecha lo recoge le sonríe e inicia la plática, todos lo hemos visto en las películas y hemos pensando, ¿Cuándo nos tocara a nosotros?

Creo que yo alguna vez tuve ese momento mágico, hace poco más de dos años cuando recién llegaba a España de hecho era una de mis primeras aventuras por allá. Era el primer día en la escuela y no sabía cómo llegar así que comencé a caminar en busca de la calle correcta, me detuve en un semáforo esperando a que tuviese oportunidad de cruzar cuando una mujer se detuvo justo al lado de mí, me sonrió y volteo la mirada a otro lado, por supuesto yo con mi ipod, la desesperación de no saber dónde estaba la calle que buscaba pues no supe que hacer, el semáforo cambio dándonos el paso, ella comenzó a avanzar y yo por estar distraído comencé a avanzar cuando ella ya estaba a la mitad de la calle, el tacón de su zapato se rompió ella cayo y dejo caer una carpeta con todas las hojas sueltas, por el viento la forma en que cayo y demás factores todas las hojas comenzaron a volar sin sentido, nadie estaba su alrededor únicamente yo. ¿El gentil caballero se acercó a ayudarla? Es curioso porque juro que es algo que normalmente haría sin pensarlo, aunque fuese una mujer de 45 años que odie con toda mi alma aún asi la ayudaría, pero no een esta ocasión, por alguna extraña razón mi primera reacción fue reírme y no una risa disimulada ni algo parecido, tuve una reacción completamente indiscreta y muy notoria volteo a verme, recogió los dos o tres papeles que pudo del suelo y se fue aprisa. No me percate de lo torpe de mi actuación hasta que había llegado a la casa y me puse a pensar en como mi pequeña maldad interior me jugo una mala pasada.

Y así ha pasado algunos toques de maldad traen consecuencias y otros son simplemente divertidos, en alguna otra ocasión mi compañero de departamento se encontró unos tenis en el bote de la basura (completamente en serio) y dijo “Pues están buenos los voy a usar”, la verdad es que los tenis no se veían nada mal pero pues también es cierto que no suelo usar cosas que me encuentro en un bote de basura, en fin. Subimos al departamento y le pregunte, ¿Los vas a limpiar? –Obviamente dijo él- -Si usas algo que te encuentras en la basura, no es tan obvio, pensé yo- Cuando llegamos a la cocina volteo a ver la lavadora (¡!!Si!!! La lavadora en la cocina, cosas europeas) y me dijo con cara de haber descubierto el principio de Arquímedes o algo parecido, “Los voy a meter a la lavadora” exclamo, en ese mismo instante recordé cuando tenía 5 años y le dije a mi mamá si podía meter mis tenis a la lavadora y me respondió con esa sutiliza que solo las mamas tienen ”Mételos, ¡a ver como salen!” nunca supe como saldrían pero era bastante obvio que sería una mala idea, sin embargo lo que conteste fue completamente diferente, “¡Que buena idea!, vamos a meterlos”. Metimos los tenis en la lavadora todavía se dio el lujo de ponerle a temperatura alta y los dejo poco más de media hora, me fui a mi cuarto y no soporte la risa, cuando salimos a ver los tenis, estos estaban destrozados, la temperatura había derretido el pegamento y todo estaba despegado, eso sí completamente limpios.

En fin esto es lo que pasa cuando la maldad ataca… lo triste, es que no son las peores cosas que he hecho por pura maldad pero no soy tan malo y no siempre jejej
Nos vemos el siguiente martes, saludos!!!!

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