viernes, 6 de enero de 2012

Feliz cumpleaños!

Hace un ratito que no me pasaba por aquí, sucedieron algunas cosas en mi vida que me quitaron tiempo y deje descuidado mi blog, aunque la verdad creo que la razón principal era falta de motivación. Creo que por un momento olvide quien es el principal lector de “pasando el rato”, a pesar de que disfruto enormemente cuando alguien más me comenta cualquier cosa de pasando el rato, disfruto más el obligarme a escribir al menos una vez por semana, cualquier cosa, un chiste, una anécdota, una historia, una carta, un deseo, un algo.

Quise regresar esta semana aprovechando dos situaciones, el inicio de año pro que claro, con el año nuevo llega la oportunidad perfecta para el borrón y cuenta nueva, es únicamente comparable con rezar dos aves marías en una confesión y creer que ya todo está borrado, y esa pancita con sus quesadillas simplemente no existieron, la otra situación es un poco más personal pero era la situación ideal para regresar.
Me es muy complicado explicar y tratar de describir la relación que tengo con mi familia, “Ustedes no hablan mucho, ¿Verdad?” -me han dicho muchas personas en mi vida-, la verdad es que no, no hablamos mucho, ¿nos queremos poco? Claro que no, si bien crecimos con la “mala” práctica de contarnos solo lo necesario crecimos con la buena costumbre de querernos mucho, de sabernos necesarios, de entender que somos un núcleo de apoyo y por muchas veces que nos vetemos en el año o muchas veces que queramos estar alejados en nuestros cuartos a puerta cerrada siempre tendremos la necesidad de nuestras costumbres muy marcadas, donde por unos minutos a la semana nos juntamos en el cuarto de mis papas, yo molesto a mi hermana, mi papa me regaña, mi mamá cuida a Sandy y a canito, mi hermano llega y molestamos a mi hermana, o por ejemplo el desayuno de los domingos donde a pesar de haber llegado de la fiesta las 5:00 y con ganas de dormir hasta tarde, nos levantamos muy temprano porque es el momento en el que estamos juntos, y tristemente sé que en algún momento de la vida me harán mucha falta esos domingos, en fin cosas muy propias que cada familia tiene.
Concretamente la segunda situación que me ayudo a regresar al blog es que en esta semana fue el cumpleaños de mi papá, un hombre al cual admiro mucho y entiendo poco. Durante muchos años se ha levantado muy temprano para ir al trabajo antes de que cualquiera de sus hijos se despierte y ha regresado muy tarde cuando ya todos sus hijos están dormidos.

He escuchado muchas corrientes “modernistas” que dicen que esta figura del padre ausente genera muchos problemas, yo sobre eso podría decir dos cosas, primera que creo que son excusas y segunda que mi padre nunca fue un padre ausente. En la lápida de mi abuelita dice “A mi madre, en memoria de quien en vida nos dio solo amor dignidad y respeto” yo mentiría si dijera eso sobre mis padres, siempre hubo amor, dignidad y respeto, pero siempre hubo más, el juguete deseado, la ropa nueva y los gustos satisfechos. Cosas que mi papa pudo darnos a partir de trabajo duro y honesto.
La primera vez que hice un esfuerzo por entender a mi padre, fue viendo la serie de los años maravillosos, cuando el pequeño Kevin acostumbrado a ver llegar a su papá tarde y enojado a casa tiene la oportunidad de acompañarlo al trabajo, entiende todas las presiones que tiene que pasar solo para que su hijo tenga todo lo que a su entender viene por de faul.

Dicen que mis errores como hijo, son sus errores como padre, no estoy de acuerdo, soy suficientemente creativo para crear mis propios errores, y lo suficientemente agradecido como para entender que mis padres hicieron lo que hicieron completamente convencidos de que era lo mejor para mí en ese momento, ¿errores? Quizá…, pero hoy puedo parafrasear lo puesto unos párrafos antes y decir “A mis padres, a quienes en vida me han dado la bendición de ser su hijo”

Cuenta Facundo Cabral en una de sus anécdotas que alguna vez le pregunto a un pepenador en la calle, ¿En qué lugar le gustaría estar? Y él pepenador contesto, “Esté, aquí me puso el señor, ¿Quién podría escoger un mejor lugar para mí?”, ya saben que contestaría si alguien en este momento me preguntara “¿En que familia te hubiese gustado nacer?”

¡Nos vemos el siguiente martes! Gracias y saludos.

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