martes, 24 de agosto de 2010

Vak tu Skul

No recuerdo exactamente a partir de cuando los días como ayer se convirtieron de una ansiedad intensa o de un nerviosismo extremo a un simple comentario “Mañana todo va a estar lleno”.
Quien puede decir que no recuerda el domingo anterior al primer día de clases, cuando estas guardando en tu mochila nueva, el cuaderno nuevo, las plumas nuevas, el corrector, el lápiz y el sacapuntas. Es el único día del año en el que no te hace falta ni un solo útil, ¡porque claro! Empieza una nueva vida escolar. A partir del siguiente día todo va a ser diferente, los apuntes se van a tomar con letra bonita para que el profesor no te diga nada, y con colores para que sea más fácil estudiar de tus apuntes.


En la noche algunas personas sufríamos de nervios por pensar en cómo serian los compañeros nuevos, saber en qué salón nos iba a tocar, que maestra nos iba a dar clases, si la compañera que nos gustaba se sentaría junto a nosotros o por lo menos cerca o en el peor de los casos si por lo menos tenemos ángulo de visión directa hacia su lugar.

Algunos un poco mas meticulosos teníamos nuestras propias metas para el ciclo escolar, Hablar con las dos o tres niñas que te gustaban, hacer más amigos, empezar a hacer ejercicio y asegurarte que el empeño dedicado a estas metas duraría mas de 2 semanas, lo cual por supuesto era imposible. Después de unos cuantos días de clase uno se da cuenta de que las plumas de colores se perdieron cuando alguno de tus compañeros te las pedía prestadas, el sacapuntas se perdió en la infinidad de la mochila, el corrector era una plasta blanca que manchaba en lugar de corregir, la pluma estaba mordida y fea, la goma ya no era de color blanco y la niña que te gustaba se sentaba en el único lugar donde para verla tenias que girar la cabeza más de 180°.

Quizá la última vez que yo sentí esa sensación o al menos en una gran magnitud fue cuando hice el cambio de preparatoria a Universidad, la escuela era la misma pero la parada del camión era diferente, los compañeros eran los mismos pero la pregunta cambiaba en vez de ¿A qué clase vas? Ahora uno se preguntaba ¿Qué estas estudiando?, ese día me tope con un amigo el cual iba conmigo en la escuela desde kínder y me dijo “Habrá que disfrutar este nerviosismo ya que solo te queda uno, cuando empieces a trabajar”.

Hoy que veo la vida desde otro ángulo pienso en todo lo que hice en mis años de escuela, por su puesto pienso en todo lo que deje de hacer, todo lo que hice mal y todo lo que hice bien y no puedo evitar pensar en que estarán pensando o en donde estarán todos aquellos niños que iniciaron conmigo la primaria un Septiembre de 1990 o los pre adolescentes que pasaron conmigo a secundaria en el 96, los insensatos que llegamos a la prepa en el 99 y los que finalmente entramos a la universidad en el 2002.

Quisiera poder vivir como antes los días como ayer, no sé si los resultados serían diferentes pero sin duda alguna apreciaría la sensación de incertidumbre y de miedo pretendiendo ser “cool” frente a la niña que te gusta, “Divertido” con los amigos, “Rudo” con los compañeros de clase, inteligente con los maestros para poder llegar a la casa tranquilo y empezar a ser yo.

Nos vemos el siguiente martes, saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario