miércoles, 29 de septiembre de 2010

Y feliz cumpleaños para mi!!!!

A menudo me pregunto que he aprendido después de un año y medio de escribir pasando el rato, si bien es cierto que muchos de mis comentarios le gustan a la gente, también es cierto que frecuentemente no y eso me ha obligado a abrir un buzón de sugerencias, es un bote azul que está en el piso de mi cuarto, si ven restos de comida ustedes no se fijen y dejen ahí sus sugerencias.
Ya un poco más en serio, siempre es bueno hacer el ejercicio de que hemos aprendido en la vida y hoy quisiera reflexionar un poco más sobre que he aprendido a mis casi 26 años en esta tierra.

Cuando tenía 3 años aprendí que un llanto hacía que todos me prestaran atención y solucionaba casi todo.

Cuando tenía 5, aprendí que el llanto lentamente dejo de ser suficiente.

Cuando tenía 6, aprendí que a los arboles no les gusta que los trepes.

Cuando tenía 7, aprendí que mi hermano no tenía la culpa de mis problemas y no podía desquitarme con él ya que mi papa tenía más problemas y un cinturón más grande

Cuando tenía 8, aprendí que ya no era el pequeño y descubrí lo que eran los celos.

Cuando tenía 9, aprendí que decirle a tu hermano “te voy a dar una madriza” con tu papá atrás, no era divertido.

Cuando tenía 10, aprendí que las niñas no eran tan molestas y hasta olían rico.

Cuando tenía 11, aprendí que la casa no era un estadio y no podía colgar un bote de basura en la pared para jugar básquet y no podía aventar el balón contra la pared y jugar a ser portero.

Cuando tenía 12, aprendí que, si me iba mal en la escuela, en la casa me iría peor.

Cuando tenía 13, aprendí que puedes cambiar los muebles de tu cuarto mil veces pero si no te gusta algo de tu vida en ese momento ninguna configuración de muebles te va a gustar.

Cuando tenía 14, aprendí que la maestra me preguntaba solo cuando yo no sabía la respuesta.

Cuando tenía15, aprendí que los problemas más grandes empezaron siendo pequeños.

Cuando tenía 15, también aprendí que el alcohol si hace daño y no es divertido emborracharse en tu casa.

Cuando tenía 16, aprendí que en la prepa hay de todo, y es muy estúpido limitarte a hablar solo con un tipo de gente.

Cuando tenía 17, aprendí que en la escuela puedes sacar 100 sin saber absolutamente nada y que puedes reprobar con 35 a pesar de haber estudiado días y de conocer perfectamente el material.

Cuando tenía 17, también aprendí lo que era tener mi primera novia formal.

Cuando tenía 18, aprendí que debía decidir que iba a estudiar aunque no supiera bien que esperaba hacer de mí.

Cuando tenía 19, aprendí que un cambio tan sencillo como de prepa a profe alejaba tanto a los amigos.

Cuando tenía 19, aprendí nuevamente que el alcohol era malo y que tampoco es divertido emborracharse en casa ajenas. (Aprendo pero no soy tan rápido)
Cuando tenía 20, aprendí que puedes hacer en un segundo algo de lo que te vas a arrepentir el resto de tu vida.

Cuando tenía 21, aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores y siempre funciona más si es sin ningún motivo.

Cuando tenía 22, aprendí que es increíblemente similar el número de errores que puedes cometer con la boca cerrada que con la boca abierta.

Cuando tenía 23, aprendí que el título escolar no era una meta solo una herramienta.

Cuando tenía 24, aprendí que si llevas una vida sin fracasos, probablemente no hay suficientes retos y que las calificaciones no eran un mal necesario y que finalmente me hubiesen servido para algo.

Cuando tenía 25, aprendí que vivir solo en otro país involucra, extrañar a tus padres y hermanos, estar lejos de todo, lavar ropa, comprar comida, pagar gastos, no comer arroz con leche de mamá, sentirse lejos y solo, pero da libertad y un sentimiento de independencia que solo puedo comparar con sentirse realmente bien.

Hoy que cumplo 26 me doy cuenta de todo lo que he aprendido y no supe ubicar en que año lo aprendí quizá es en este momento cuando entiendes que tu vida a lo largo de tanto tiempo es una formación y no una serie aleatoria de vivencias, a mis 26 sin saber cuándo fue descubro que ahora sé que: Los peores conductores siempre están a lado de mí, hay gente que te quiere mucho pero no sabe demostrarlo y hay gente que se va sin saberlo, sé que no importa lo mal que vaya la vida hay que sonreír, mañana podría ser peor, sé que mi familia estará ahí para mí no importando lo malo, torpe, complicado que puedas llegar a ser, sé que si mis padres en un momento fueron duros, cuando veo al espejo y sonrió gran parte es gracias a ellos.

Y quizá lo más importante de todo es que ahora sé que a mis 26 años no se nada, y me falta tanto por aprender…
Gracias a todos por hacer de mí lo que en el espejo me hace sentir bien 
Y ya para terminar les dejo un regalo, un escrito de Facundo Cabral que leo cada que me hace falta y por supuesto en cada navidad, cada año nuevo y cada cumpleaños. Si a alguien le puede servir como a mí me ha servido creo que la misión de pasando el rato se habrá cumplido.

Nos vemos el siguiente martes, gracias y saludos.

No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla.
Distraído de la vida que te rodea: Delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones.
Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco; algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubistein interpretaba como nadie a Chopin a los 90. Sólo citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada.
Además la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones. No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida. Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho sino un deber porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un sólo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mando matar seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mäiller, Mozart, Chopin, Beethoven, Caraballo, Rembrandt, Velásquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas ... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido, por lo tanto, fácilmente feliz. Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas.
Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruyan hay millones de caricias, que alimentan la vida.
Pocas cosas tan bellas he recibido como estas palabras, que me parecen salidas no sólo de una alma buena, pero sobre todo muy humana. Ojalá y lo disfrutes tanto como yo y ojalá y todos los practiquemos. ¡A vivir se ha dicho! Y ¡Menos quejas! ¿No crees?

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